Categorias: Cerdas
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Tengo la suerte de tener como esposa a una rubia despampanante, la cual podría estar con otros hombres más atractivos que yo. Por eso y como no siempre logro satisfacerla como ella lo necesita, decidí hacerle un regalo muy especial. Preparé un encuentro con un chico guapo y cachas y dejé que practicaran sexo, algo que ella me acabó agradeciendo. Me quedé a mirarlo todo y pude ver en su rostro sus gestos de placer, mientras ese tipo le daba duro delante de mis narices.