Aunque era un poco tímida, la empollona de clase me daba mucho morbo y conseguí citarme con ella una tarde. La recogí en mi coche y fuimos a mi piso, donde me sorprendió con lo lanzada que se mostró desde el primer momento. Se quitó la ropa y después de chupármela, quiso que le follase el culo allí mismo. Fue lo último que pensaba que fuese a pedirme pero como no, aproveché y me di un festín abriendo su ojete a pollazos.