Categorias: Mamadas
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Durante la comida en el restaurante, no paré de lanzarle miradas a mi novio dejándole entrever que tenía ganas de hacer con él guarradas. Tras pagar la cuenta, fuimos a la parte trasera del local y me agaché para comerle la polla. Fue muy arriesgado ya que en cualquier momento podrían pillarnos, pero al final me empleé a fondo y le hice un garganta profunda espectacular. Experimenté arcadas y saboreé de arriba a abajo su polla, hasta esperar a que eyaculase sobre mi y me cubriese con su lefa.