Vengo de un país donde los hombres no andan muy dotados. La verdad es que estaba bastante harta y necesitaba a un buen semental que me diese caña con su enorme polla. Por eso cuando crucé el charco, lo primero que quise hacer fue buscarme un hombre que me diese caña. Cuando lo conocí y vi lo que tenía entre las piernas, no pude evitar sonreír y lanzarme sobre su entrepierna, hasta disfrutar de sexo como nunca hasta ahora.