Aunque no paraba de insinuarme delante de mi marido, no conseguía que me diese lo que tanto necesitaba y se me resistía. Le enseñé mis tetas y le perseguí por casa, pero no había manera. Ese mismo día llegó un joven fontanero a revisar las tuberías y cuando me vi sola con él, decidí aprovechar. Le di un poco de dinero extra y al final, terminamos en el dormitorio follando y le pedí que acabase el polvo rellenando mi coño de lefa.