Categorias: Maduras
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Al llegar al gimnasio, estuve mirando por si hubiese alguien que necesitase ayuda o consejo. Me fijé en una abuela que no estaba nada mal y que andaba dándole a la bicicleta. Me sorprendió su energía, pero luego me dejó de piedra cundo se bajó para quitarse la ropa y chuparme la polla. No esperaba esa reacción pero decidí seguirle la corriente, hasta echarle un buen polvo con el que me dejó claro lo en forma que estaba.