Un día al llegar a casa, se encontró a uno de sus amigos saliendo de allí y empezó a sospechar. Encontró bragas de su madre y estaban muy mojadas, así que decidió estar más atento en los siguientes días. Una tarde se escondió en uno de sus armarios y esperó pacientemente, quedándose dormido hasta que comenzó a escuchar ruidos. Al mirar por la rendija, se encontró con una escena que no esperaba para nada. La muy zorra estaba chupándole la polla a su colega y abriéndose de piernas en el suelo, gimiendo mientras él la penetraba sin parar y la dejaba más mojada que nunca.