Salimos a cenar y en todo momento, no podía dejar de mirar el culazo brasileño de mi novia. Iba con un vestido muy ceñido que realzaba sus nalgas, así que no podía ni centrarme en nuestras conversaciones. Por eso al volver a casa, sentí la necesidad de tenerlo encima de mi polla, así que los dos nos fuimos al sofá y ella se me montó encima, cabalgándome sin parar hasta lograr que me corriese dentro de su chochito.