Andaba por casa sin tener nada que hacer, hasta que vi a mi hijastro ojeando su móvil a solas en el salón. Me acerqué a hacerle compañía, sabiendo que cada vez que me plantaba ante sus narices y escotada, a él se le iban los ojos hacia mis tetazas. Decidí ser un poco mala y tras enseñárselas, lo tuve cachondo y deseando llevárselas a la boca, hasta acabar desnuda y pidiéndole que me follase a cuatro patas antes de que mi marido nos pillase.