Necesitaba un sitio donde pasar unos días y alquilé una casita, yendo a ver al dueño para que me la enseñase y me dijese sus normas. Pero cuando vi que era mulato, por mi mente solo pasó la idea de probar el pollón que debía tener entre las piernas. Empecé a insinuarme de una manera descarada y al final, me llevé a la boca su verga y follamos en el sofá. De hecho intenté probar el sexo anal, a pesar del tamaño de su verga y acabó tan satisfechó que me hizo una buena rebaja.