Estaba cortando leña cuando de repente, la gorda de mi vecina apareció por allí y empezó a acariciarme. Se ve que llevaba tiempo pensando en seducirme y encontró el momento perfecto para hacerlo. No es que me atrajese especialmente, pero le seguí el juego y logró ponerme muy cachondo. Así que después de chuparme la polla, nos pusimos a darle al sexo al aire libre y sinceramente, disfruté mucho más de lo que esperaba.