Andaba un poco juguetona y por eso cuando me metí en la ducha, lo hice con una cámara que coloqué frente al espejo. Llamé a mi novio y empecé a insinuarme hasta conseguir que me la metiese para lograr calmar mi calentón. Fue algo improvisado pero que disfrutamos intensamente, para luego continuar en el salón. Allí mi apoyé sobre la mesa y me llevé un buen viaje de mi pareja, que sin duda disfrutó penetrando mi coño y con la escena casera de la que fuimos protagonistas.